Sobre a quién le corresponde la responsabilidad de la educación de los hijos, la mayoría alude a una corresponsabilidad familia-escuela. Los padres no siempre asumen que es responsabilidad de ambos afrontar de una manera comprometida la educación de los más jóvenes. Tanto padres y profesores deben caminar unidos ante la labor educativa ya que ambos agentes tienen una posición privilegiada con respecto al niño por su contacto permanente con ellos. Pero, aun cuando existe este consenso acerca de la co-responsabilidad, no debemos olvidar que la educación es, principalmente, responsabilidad de la familia: “la educación empieza en casa”; no obstante los profesores no deben limitarse a ser meros transmisores de conocimientos, sino que deben educar en el sentido amplio de la palabra, servir de apoyo y refuerzo a la labor de la familia. Los padres en la actualidad delegan demasiado en los profesores debido a ciertos factores, sobre todo, por el ritmo de vida rápido, por el hecho de que, en muchos casos, ambos padres trabajen fuera de casa y porque se encuentran desorientados. Es imperativo que los gobiernos, las administraciones, los medios de comunicación y la sociedad en general formen parte de la educación de los menores, “educar es responsabilidad de todos/as”. La responsabilidad de educar a los niños es de todos, porque ellos son el futuro. Si existe un consenso integral de todos los implicados, la tarea se facilita mucho y la formación será de mayor calidad: “entre todos podemos hacer un mundo mejor”. Sin embargo, los profesores muchas veces nos sentimos solos y en total indefensión en la tarea de educar, no recibimos el apoyo por parte de los gobiernos, y la sociedad y los medios de comunicación no hacen más que mal educar a los niños y dificultar nuestra labor, trasmitiendo, en muchos casos, valores opuestos a los de la propia familia.
La familia es el nudo esencial para la formación de la personalidad de los niños y niñas, como preparación para enfrentarse a una vida futura: “Los verdaderos valores humanos y sociales se aprenden en familia, día a día” y esto se lleva a cabo a través del ejemplo. Los valores son algo que los niños y niñas captan e incorporan a sí mismos observando las conductas de su entorno más cercano, es decir, en la cotidianeidad de la vida familiar.
Uno de los principales problemas que afectan a las generaciones actuales es la falta de motivación e interés general de los niños y adolescentes. Los niños, por lo general, son bastante apáticos y están absolutamente desmotivados, sobre todo en lo que a la educación se refiere. Esto viene motivado, quizás, por el poco esfuerzo con que consiguen las cosas y porque están sobreprotegidos y en un entorno excesivamente permisivo. Este clima de sobreprotección y permisividad donde “casi todo está en sus manos” y sin ningún esfuerzo les lleva a la desobediencia, a la indisciplina y a ser niños consentidos y exigentes que no saben valorar lo que tienen y que no aceptan la autoridad ni el cumplimiento de normas. No valoran nada de lo que se les ofrece y operan bajo la ley del mínimo esfuerzo. Una de las razones: en muchas ocasiones, se intenta suplir la falta de tiempo con cosas materiales lo que perjudica seriamente a los niños.
Otro de los problemas que nos aquejan es que los niños y niñas están sobreinformados y sobreestimulados ya que reciben demasiadas influencias procedentes desde muy diversos sectores, cuyas informaciones no siempre son beneficiosas ni mantienen una coherencia. Hablan del “bombardeo” constante de los medios de comunicación como algo perjudicial si no se filtran las informaciones a las que los niños se ven expuestos. La influencia de los medios de comunicación es excesiva y asume un rol hegemónico como agente socializador, sobre todo en las edades más tempranas.
Una gran amenaza es la influencia de “malas compañías”, con las que los niños pueden encontrarse con peligros sociales como las drogas, la violencia o el consumismo. Por todo ello, es necesaria una atención permanente y un seguimiento constante del niño tanto dentro, como fuera del aula, que permita a los padres estar informados y actuar como “filtro” ante todas estas influencias. Debemos reconocer una “falta de valores”, entre los niños y adolescentes, que son reflejo de la sociedad actual. Todo esto desemboca en niños consumistas, individualistas, poco solidarios, irrespetuosos y competitivos. Debemos en forma urgente llegar a un consenso sobre los valores que deben transmitirse para evitar discontinuidades en este sentido. Se habla de que, uno de los principales problemas que aquejan a los niños, tiene que ver con su vida social, con las relaciones con sus compañeros, pues los niños son “crueles” entre ellos, competitivos y envidiosos, lo que lleva a una falta de compañerismo y de solidaridad dentro del grupo, así, muchos sufren problemas de integración y adaptación, lo que debilita su autoestima.
La falta de tiempo de los padres es un problema importante que deja marca en los hijos. La atención y el diálogo de padres a hijos se ve mermado y esto es percibido y asimilado negativamente por los niños, ya que notan una falta de control por parte de los padres y se ven con un exceso de libertad, de la que no saben hacer buen uso. Esta carencia se suple en demasiadas ocasiones con regalos, con más tiempo delante del televisor o del computador
Un factor no menor so los “problemas sociales”, pues la situación es bastante desalentadora: drogas, violencia, sexo, competitividad, egoísmo, falta de valores, etc. que es la fuente de caracterización de los niños. Ante este contexto, nos vemos desbordados y desprotegidos, pues muchas familias no saben qué camino es el más correcto para educar a sus hijos e hijas ni cómo afrontar estas nuevas situaciones que se les presentan. Esta visión apocalíptica, la podemos revertir a través de un trabajo conjunto Familia-Colegio, inculcando todos el respeto y la sana convivencia y no justificando jamás conductas reñidas con la moral y las buenas costumbres.
La Escuela ha de ser pluralista, inclusiva, participativa, integradora, que respete y atienda a la diversidad, que vele por los derechos de cada uno de sus integrantes, pero en el bien entendido que cada uno reconozca y cumpla con sus deberes.
Oscar Miguel Ángel Muñoz Yáñez
Director Colegio Olegario Lazo Baeza
Corporación Municipal de Educación
San Fernando